16 October 2011

Obstinada positividad

Me rompe soberanamente los quinotos la obstinada positividad de quienes quieren demonstrar al mundo que no se tiran para abajo. Cui prodest decirle al mundo entero que escuchás canciones buena onda, que posteás el discurso de Steve Jobs en Stanford, que tenés una foto de perfil con todo un decálogo del porqué la vida es maravillosa y de que no tenemos que perder tiempo no siendo nosotros mismos?

"Hey mundo, mirenme! Estoy de diez! La vida me sonríe!"

Quiero que quede claro: no pongas en tu vidriera tu optimismo y todas esas lindas palabras y los discursos tipo curso de autoayuda, sólo obtendrás que los pesimistas se sientan aún peor, porque nosotros estamos en otro estado mental, nos cega la envidia o nos entristece nuestro carácter de mierda. No podemos vivir sin esa melancolía, que tanto se parece a mi ojera crónica de todas las mañanas.

No les pido, o queridos optimistas, que sean tristes; sólo les pido que no nos vengan a gritar en la cara esos mensajes tan azucarados y empalagosos que al final solamente terminan dando asco. Esos discursos están para que se los crean ustedes mismos.

Pero la alegría es otra cosa. No sé bien qué es, un día lejano puede ser que la encuentre. Pero seguro que es otra cosa; no éso. La alegría no precisa de palabras.

Atte.
Charlie, el melancólico recurrente.

No comments:

Post a Comment